Jo sóc de a Banda

He pasado unos días en Dénia, ese rincón del Mediterráneo donde, como dice mi marido, el cielo y el mar se ven diferentes. Aquí, donde la montaña y el mar se abrazan y crean un paisaje único, he podido disfrutar no solo de su belleza natural, sino también de su gastronomía. Y es que, aunque podría hablar horas sobre Dénia y su entorno, en este artículo quiero centrarme en uno de los platos más ricos y tradicionales de la cocina valenciana: l’arròs a banda (el arroz a banda). Porque si hay algo que resume la esencia de este lugar, es precisamente este arroz marinero, sencillo en apariencia pero lleno de historia y sabor.

Dénia es especial porque une lo mejor de dos mundos: el mar y la montaña. El Montgó, con sus 753 metros de altitud, se alza imponente junto al Mediterráneo, declarado Parque Natural en 1987 y hogar de más de 650 especies de flora. Pasear por sus senderos o contemplar sus vistas desde la costa es un auténtico privilegio. Aquí, la naturaleza está siempre presente, ya sea en las playas de Les Marines o en las calas de Les Rotes, en los pinares que descienden hasta el mar o en los acantilados del cabo de San Antonio, desde donde se divisa en los días claros la silueta de Ibiza.

Pero si hay algo que realmente une a quienes visitan o viven en Dénia es la mesa, y en especial, el arroz a banda. Este plato, nacido en las barcas de los pescadores, es un homenaje a la tradición marinera de la zona. Se prepara con el caldo de un guiso de pescado de roca, ese pescado humilde pero sabroso que no siempre llegaba al mercado, y que los marineros aprovechaban para cocinar un arroz lleno de matices. La peculiaridad del arroz a banda es que primero se sirve el pescado y después el arroz, cocinado en ese caldo potente y sin tropezones.

El arroz a banda no es solo una receta, es una forma de entender la cocina y la vida en la costa alicantina. Es compartir, disfrutar del producto local y rendir homenaje a la tradición. Cada vez que lo pruebo, siento que conecto con la historia de Dénia, con su mar y montaña, y con esa autenticidad que hace de este lugar un sitio inolvidable.

Justo al volver de mi viaje a Dénia, me encontré en Twitter con un tuit de Vicent Mengual, un cocinero al que admiro muchísimo. Lo sigo precisamente porque es una persona humilde, que ama profundamente la Marina Alta y sabe transmitir ese amor por “els menjars dels pobles de moatros”, por los ingredientes de la terreta y por la cocina tradicional. Su profesionalidad en la cocina y su pasión por recuperar y compartir los sabores auténticos de nuestra comarca lo convierten en un referente para quienes valoramos la cocina local y de temporada.

Así es, para Vicent Mengual el arroz a banda es mucho más que un plato: en sus propias palabras en Twitter, lo describe como “un trocet de cel a la terra”, es decir, un pedacito de cielo en la tierra. Esta expresión resume perfectamente la emoción y el respeto con los que Vicent habla de este arroz marinero tan nuestro, capaz de evocar recuerdos, paisajes y sabores en cada cucharada.

Para quienes quieran saber cómo se prepara el auténtico arroz a banda, nada mejor que seguir la explicación de Vicent Mengual, que comparte la receta de arroz a banda tradicional tal y como la hacían los marineros. Según cuenta Vicent, el arroz a banda se elaboraba originalmente con el pescado de «rebuig», es decir, el pescado de roca con muchas espinas pero muchísimo sabor, como rascasses, cabuts, aranya, congre, vetes, entre otros.

El proceso comienza preparando un guiso con patata, ajo, tomate, aceite, ñora, vino blanco y el pescado. De este guiso se obtiene un caldo muy sabroso, que es la base fundamental del plato. El arroz se cocina después en ese caldo, pero ya sin tropezones, de modo que absorbe todos los matices del mar. Mientras el arroz se cuece, los comensales disfrutan del pescado del guiso, que en muchos lugares se sirve acompañado de un poco de all i oli mezclado con el propio caldo por encima, como es costumbre en la Vila y en Tabarca.

Este método tradicional no solo permite aprovechar al máximo los productos del mar, sino que convierte el arroz a banda en un plato humilde y exquisito, capaz de reunir en la mesa a familia y amigos para compartir sabores auténticos de la terreta.

Sin embargo, a pesar de su historia y de todo lo que representa, el arroz a banda sigue siendo uno de los arroces más infravalorados e injustamente olvidados en el país de los arroces. En una tierra donde la paella y otros arroces acaparan la fama, este plato humilde y auténtico merece mucho más reconocimiento por su sabor, su tradición y su capacidad de reunir en la mesa lo mejor de nuestra tierra y nuestro mar. 

Para quienes amamos la cocina tradicional y los productos de la terreta, el arroz a banda es, sin duda, una experiencia casi celestial. Por eso, como decimos quienes amamos este plato: Jo sóc de a Banda.

Imagen principal de Vicent Mengual

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