Zarangollo Murciano: Receta tradicional

El zarangollo es mucho más que una receta con calabacín, es uno de los grandes tesoros de la gastronomía española y, sobre todo, del recetario murciano. Este plato se ha convertido en símbolo de la huerta murciana y en protagonista de innumerables cenas, meriendas y comidas familiares.
En el mundo de las recetas con calabacín, el zarangollo murciano destaca por su sencillez, sabor y versatilidad, y su presencia en la dieta mediterránea lo hace aún más especial.
Podría decir que soy medio murciana porque mi padre nació en Aledo. Aunque en casa cocinaba poco, conocimos platos de su tierra como las migas de harina y esa ensalada que realmente se llama gazpacho murciano a la antigua, que siempre me llamó mucho la atención porque llevaba agua y recuerdo incluso verlo poner hasta cubitos de hielo. Estas recetas me recuerdan mucho a él y siento que forman parte de mí también.
Orígenes e historia
El zarangollo murciano tiene un origen rural y agrícola, era el plato de los agricultores, ideal para aprovechar los excedentes de la huerta y nutrirse de forma sencilla y saludable.
El nombre “zarangollo” tiene una historia curiosa y está muy ligado a la forma de preparar el plato. Se cree que el término proviene del verbo “zarandear”, haciendo alusión al movimiento continuo de remover los ingredientes en la sartén. Esta acción concentraba los sabores y daban al plato su textura jugosa y característica.
Asimismo, el zarangollo está emparentado con platos de la cocina tradicional aragonesa empleando la palabra “zaranga” para designar una fritada de verduras, y con influencias de la cocina judía y árabe, como la “alboronía”, un guiso vegetal muy popular en la Edad Media. Estas influencias se adaptaron al entorno murciano, sustituyendo ingredientes por los disponibles en la huerta, consolidando así la receta que conocemos hoy en día.
Aunque no existen referencias escritas anteriores al siglo XX, el zarangollo aparece documentado en repertorios gastronómicos regionales e incluso en antiguos textos medievales sobre la cocina andalusí y sefardí, en los que se mencionan guisos vegetales similares. Así, la receta tradicional del zarangollo murciano ha perdurado por generaciones y sigue siendo un clásico indispensable en la gastronomía española y mediterránea.
Ingredientes y receta del zarangollo
El zarangollo murciano tradicional se elabora con ingredientes humildes de la huerta. Su elaboración es sencilla y rápida:
- 1 calabacín mediano
- 1 cebolla dulce
- 3-4 huevos camperos
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
Se comienza sofriendo la cebolla cortada en juliana, a fuego lento y con mimo, hasta que esté tierna. Luego se agrega el calabacín cortado en medias lunas finas y se deja cocer lentamente, hasta que queda muy blando y casi deshecho. Finalmente se añaden los huevos, removiendo sin parar para conseguir el característico revuelto jugoso que define al zarangollo murciano.
La clave de la receta está en la calidad del calabacín y el punto justo de cocción: el zarangollo auténtico debe tener textura suave, con los ingredientes bien integrados y el huevo jugoso pero no reseco.
Un plato saludable y nutritivo
El zarangollo no solo es delicioso también es una de las recetas con calabacín más saludables que puedes preparar. El calabacín es bajo en calorías, rico en fibra, vitaminas y minerales, y aporta hidratación junto a la cebolla. Los huevos suman proteínas de alta calidad y grasas saludables, haciendo del zarangollo un plato perfecto para dietas equilibradas en cualquier época del año.
Una de las grandes ventajas del zarangollo murciano es su versatilidad a la mesa. Tradicionalmente se sirve como entrante o cena ligera, pero puedes disfrutarlo también en el desayuno para empezar el día con energía y sabor de la huerta. Anímate a probarlo sobre unas tostadas, siguiendo la tendencia de los revueltos o tostadas con aguacate, pero con un giro mucho más murciano. Un buen pan integral artesano tostado con zarangollo caliente encima es una delicia reconfortante y “real food” de verdad.
Ya sea como guarnición o plato único, el zarangollo murciano tiene ese poder para transformar ingredientes sencillos en momentos especiales y saludables que conectan con nuestras raíces.
El zarangollo y la “carabasseta amb ou” de Alcoy

Hay un plato que siempre hacía mi madre para cenar en Alcoy y que es muy conocido en nuestra tierra: la “carabasseta amb ou”. Es muy curioso cómo se asemeja al zarangollo murciano, ya que se utilizan prácticamente los mismos ingredientes: calabacín y huevo, pero prescindiendo de la cebolla.
El resultado es igualmente suave, sabroso y reconfortante, y sirve de ejemplo de cómo, con las mismas bases, la cocina española da lugar a especialidades distintas y representativas de cada región.
Comparar ambos platos me lleva inevitablemente a recordar cenas familiares, aromas compartidos y la magia de ver convertir los productos de cada huerta en recetas cotidianas llenas de identidad local.
El zarangollo en la actualidad
Hoy, el zarangollo murciano continúa siendo uno de los grandes reclamos de la gastronomía de la Región de Murcia. Se sirve tanto como tapa en bares y restaurantes, como entrante en reuniones familiares y fiestas populares. Su sencillez y versatilidad permiten versiones con más verduras, patatas o incluso un toque de jamón, según el gusto y el momento.
Además, el zarangollo se ha convertido en inspiración para numerosos cocineros actuales, que reinventan recetas con calabacín y exploran nuevas combinaciones dentro y fuera de la dieta mediterránea. Esto ha hecho que el zarangollo trascienda la cocina murciana, ganando adeptos por toda España e incluso fuera de nuestras fronteras.
En próximas ocasiones, hablaremos del zorongollo extremeño, un plato con nombre similar pero con carácter y sabor totalmente diferente, que también merece ser conocido y disfrutado.
